Los ancianos Shukichi y Tomiko viven en una pequeña isla en el mar de Japón y deciden viajar a Tokio para visitar a sus tres hijos, a quienes no han visto en mucho tiempo. Sus hijos han tomado caminos diferentes: Koichi dirige un hospital, Shigeko es propietaria de un salón de belleza, y Shuji es actor. Durante su visita, el matrimonio descubre que la gran ciudad no está hecha para ellos y que sus hijos están demasiado ocupados para prestarles atención.
Los padres se sienten solos y desorientados en la metrópoli, y pronto desean volver a casa, especialmente cuando la salud de Tomiko se ve afectada. La película explora temas como las diferencias generacionales, el contraste entre tradición y modernidad, y el profundo sentido de las relaciones familiares.
La película es un perfecto homenaje a Tokyo Story, un clásico a ese estilo de cine japones en el que sigues la vida de una familia en particular. No tiene que pasar cientos de cosas emocionantes, es la vida cotidiana pintada tal y como es. Es de esas películas para disfrutar desconectando. Pero cuidado con desconectar de más. Es como cuando vas de visita a la casa de un amigo, pero aquí no te van a estar ofreciendo cosas todo el rato y sin morirte de vergûenza.
En este recorrido de cine visto, hemos visto Tokyo Twilight (1957), que es un ejemplo perfecto parecido con esta película con una ya visualización de Tokyo Story.
La película es de esas que te apetecen ver, pero seguramente no la vuelvas a ver contínuamente a no ser que seas un lo-fi de películas o alguien que te guste sufrir.