Yusuke Kafuku, un actor y director de teatro, acepta dirigir una obra en Hiroshima tras la repentina muerte de su esposa Oto. Allí, se le asigna como chófer a Misaki Watari, una joven reservada. Durante sus viajes en el Saab 900 rojo de Yusuke, ambos comienzan a abrirse y compartir sus experiencias dolorosas.
A medida que ensayan ‘Tío Vania’ de Chéjov, Yusuke enfrenta su pasado, incluyendo la infidelidad de su esposa y la pérdida de su hija. Paralelamente, Misaki revela su propia historia traumática. Juntos, emprenden un viaje de redención y aceptación, enfrentando sus pasados y buscando la manera de seguir adelante.
La película me gusta por lo que transmite. Sabe que tiene un ritmo y no va a acelerar por gustar más o menos. Es una adaptación de un libro que desconozco, pero me encanta que parece que estás en la tranquilidad de lectura de un libro. No es una película de acción y lo transmite. Te lo da todo poco a poco y sin prisas. Aquí has venido a conocer a Yusuke.
Una cosa que me ha encantado es que ha tardado 40 minutos en dar los créditos iniciales. Ha explicado absolutamente toda la base de la película durante 40 minutos excelentes. Ha habido tensión, tristeza, amor, vida y muerte. Han esperado a dártelo todo para decir: he aquí el inicio de la película.
«No he visto nada de Hiroshima» y te lleva a un centro de reciclaje. Me encanta.
La película es genial. La ausencia prácticamente de música o score es perfecta.
Los dos finales largos que tiene de exposición creo que le dan el broche perfecto a las dos personas, aunque parezca que es de una sola. Todos han tenido un pasado traumático que siguen cargando con ello a pesar del paso de los años. La exposición y cómo se abren para contar todo es una de las mejores versiones del ser humano que se puede expresar en esta película. El hablar de dos formas diferentes emocionando de igual forma.
Spoiler: no suena Drive My Car de the Beatles.